Friday, October 12, 2007

ABANDONO FEDERAL; ENTRISMO UNITARIO

El imaginario histórico cultural argentino, algo afecto a las simplificaciones maniqueas, pero no por eso menos apegado a varios elementos de la realidad, atribuye al espíritu federal cierta tendencia al realismo, algún respeto por les decisiones colectivas que se derivan de las idiosincrasias locales, fundamentando en ello la necesidad de gobiernos locales autónomos y una suerte de desprecio por todo aquello que resulte de ideologías abstractas, o categorías de pensamiento exóticas respecto del modo de ser cultural de la región. Todo ello seguido, naturalmente, por una innegable simpatía por las manifestaciones de lo popular y particularmente del ámbito rural, como contrapartida al pensamiento elitista, citadino, intelectualizado, progresista y con una marcada influencia de las más modernas tendencias europeas, atribuido, por lo general, al modo de ser unitario.
Cuando esta diversidad de espíritus se hizo carne en la lucha por el poder, pretendiendo desde allí construir un diseño de Nación que no diera lugar a la visión contraria, la sangre llegó al río y el país se desintegró, frustrando muchos de sus sueños.
Es por ello, estimo yo, que algunos buenos argentinos, con la intención de salir del fracaso y la miseria que produjeron los enfrentamientos estériles, pregonan la necesidad de rescatar los tiempos venturosos, en los que la Patria pudo lograr una adecuada síntesis entre estos dos espíritus. Ello, cuando se logró, fue sin duda gracias a la seguridad y capacidad personal de los liderazgos del momento, en los que primaba la conducción y la persuasión, más que la imposición y la fuerza.
Pero debemos advertir como importante, que ese camino de síntesis, no es una senda en la que se deba renunciar a los propios ideales, en favor de las posturas contrarias, para ser reconocidos “pacíficamente” por el otro. Muy por el contrario, esos son los momentos en lo que, honesta y sinceramente, es preciso sostener, desde la propia identidad, el orgullo de ser portadores de una determinada concepción del hombre y de la comunidad, a la que es menester defender con pasión.
Admitir que la otra postura debe, asimismo, tener un calce en la construcción de un proyecto común, no sólo es deseable desde la perspectiva de la tolerancia y una buena convivencia republicana, sino que permite consolidar la propia posición y eventualmente enriquecerla con otros elementos. Pero ello no quita que se defiendan las ideas propias con claridad y contundencia.
Esta tendencia a la síntesis, repito, promovida por buenos argentinos, no puede dejarse llevar por la cultura relativista y la liviandad conceptual y valorativa que caracteriza la época e impacta fuertemente en la Argentina. Mucho menos, por la viveza de algunos que, aprovechando este momento cultural que vive el mundo, pretenden generar una suerte de ambiente de falsa armonía, de corrección política transversal, en el que todos debiéramos decir más o menos lo mismo y tomar, siempre en el campo del discurso, lo más “lindo” de cada uno, para formar una síntesis (absolutamente) hegeliana, que inventa enemigos virtuales, cuyas posturas serían el resumen aglomerado de todo lo “feo” que ambos espíritus revelan.
Esta es la simiente de los totalitarismos. Discursos únicos compartibles por todos y enemigos virtuales que, dependiendo del momento y la coyuntura política, pueden encarnarse en personas concretas, atribuyéndoles todos los males, por animarse a pensar y desafiar la homogeneidad.
Este tipo de construcción idealizada, que se viste de corrección política para tildar al enemigo ocasional de hostil con el sistema, tiene otro componente aún más peligroso y siniestro. Aprovecha la ausencia de definiciones personales y concretas, que ellos mismos exigen como presupuesto de pertenencia al sistema, para colocarse, a pesar de su clarísima condición de establishment cultural, a la cabeza de posturas supuestamente revolucionarias y de vanguardia, tomando las banderas discursivas del excluido, al tiempo que garantizan en los hechos que nada cambie de los sistemas de exclusión.
Si miramos este fenómeno desde la perspectiva del imaginario histórico al que hicimos referencia al inicio, observamos cómo quienes supuestamente pretenden reivindicar los blasones de lo nacional y popular (propio del ánimo federal), en realidad están embebidos de ideologías foráneas, disolventes y enfermos de soberbia culturosa; tienen un profundo espíritu centralista y aporteñado, desprecian a toda manifestación de lo rural, atacan a la familia argentina disolviéndola como célula básica de la comunidad y se creen una vanguardia de elite, llamada a conducir los destinos de la Patria, sólo por ser universitarios (algunos) y ufanarse de tener roce con los centros intelectuales del primer mundo.
El abandono de unos, que se han sentido más cómodos en el mundo de la corrección política, ha envalentonado de tal modo a los otros, que ahora se dan el lujo de blandir banderas ajenas, como metodología burlona de sostener una legitimidad prestada, y poder así ejercer el gobierno al modo centralista, concentrado y autoritario, dejando en el camino a millones de hermanos argentinos, que miran atónitos como hay quienes, utilizando desde el discurso su impronta cultural, consolidan en los hechos situaciones de marginación social y pretenden ganar elecciones gestionando la pobreza, en lugar de contribuir a eliminarla en su raíz.

EL EMPECINADO
www.jmd-elempecinado.blogspot.com

Tuesday, May 08, 2007

MATRIMONIO DE HOMOSEXUALES

Se ha difundido en varios medios, la iniciativa de algunos diputados que pretenden instalar la legitimación de la homosexualidad en nuestra sociedad, a través de una modificación en nuestro Código Civil.
Estos buenos señores, muchos de los cuales son del oficialista FRENTE PARA LA VICTORIA -rémora progresista e iluminada de lo que fue el Partido Justicialista- presentaron un proyecto destinado a modificar el Código Civil, para que el consentimiento matrimonial pueda ser expresado por personas del mismo sexo, en lugar de que el mismo sea entre un hombre y una mujer.
Es increíble que el movimiento que ha hecho realidad la revolución social más trascendente de nuestra historia, que incorporó a las masas populares a la vida política argentina, que hizo propias las necesidades de los más humildes y que incorporó la justicia social a la vida de miles de argentinos excluidos, se aboque ahora, por el sueño grotescamente europeo de quienes lo conducen hacia su desaparición, a resolverle los problemas de conciencia laxa a los sectores de clase media acomodada o de una clase alta que ya renunció definitivamente a su papel de dirigencia para sumirse en la hoguera de las vanidades más burdas y chabacanas. El General en Jefe de los ejércitos de okupación, quiere transformar al movimiento peronista -que en rigor seguirá siendo siempre el mismo, porque vive en el corazón de su pueblo- y en lugar de constituirlo en el canal de inclusión social de las masas de trabajadores y de marginados, lo conducen tildándolo impunemente de “espacio político progresista”, del cual participan activamente una serie de liberales de izquierda pseudos populistas (que lejos están de concretar la prometida revolución), mujeres feministas amachadas y meros delincuentes entreguistas, a quienes lo mismo les da María Julia Alsogaray, Nilda Garré o Cristina Kirchner, con tal de seguir ocupando sus espacios en beneficio exclusivamente personal.
Fue Eva Duarte de Perón, de quien ayer se conmemoró otro aniversario de su nacimiento, la que luchó por los derechos y por la dignidad de la mujer hasta entregar su propia vida. No esta pléyade de travestidos y travestidas que utilizan sus banderas para psicoanalizar a las clases acomodadas, que como ya llegaron a la cúspide de su decadencia, no saben cómo hacer para legitimar social y jurídicamente sus apetencias incontroladas de sexo libre y vanidosas superficialidades. En vez de hacer bandera con el pueblo argentino, que sigue luchando por su dignidad de personas, en medio de un torrente de ladrones que profundizan los bolsones de pobreza y marginalidad en nombre del mismísimo General Perón, ahora se alían con los intelectuales europeizados que vienen a tronchar lo más popular de nuestra cultura y lo más hondo de nuestra nacionalidad, que es la familia.
Quiero manifestar mi más profundo repudio ante este nuevo avance destinado a la destrucción de la familia tradicional Argentina. El matrimonio es una institución natural, que hace a nuestra cultura y que existe grabada en la mente y en el corazón de los hombres. La naturaleza sexuada del hombre, encauzada a la fecundación, presupone la diferencia de sexos en base a la complementariedad. Resulta una institución cultural profunda para el ser humano, justamente por tratarse de una forma natural de intercomunicación interpersonal, que por ser complementario perfecciona a los integrantes de la pareja.
Resistamos a los avances de esta nueva oligarquía intelectualizada, antipopular (“todo círculo político es antipopular, y por lo tanto, no es Peronista”), anticristiana y anti humanista, que se disfraza de peronista, olvidando que “el Justicialismo es una nueva filosofía de la vida, simple, práctica, popular, profundamente Cristiana y profundamente Humanista”. ¿Les suena?.

Un saludo dolido

EL EMPECINADO

Wednesday, May 02, 2007

EL PROFETA BIZCO

Sumido en una de esas depresiones profundas que sabemos sufrir, cada tanto, los resistentes contra la opresión de la mediocridad, resolví ahogarme con libaciones sublimes, de las que se producen en la lejana, pero gloriosa y mítica tierra escocesa. Parece ser que un milagro hizo volar las páginas de un viejo libro de mis amores, la Ciudadela de Saint Exùpery y los manes celtas, en alianza con el Todopoderoso, me posaron sobre un texto que no hago más que transcribir. Cualquier semejanza que adviertan ustedes con cierto paraje del mundo, que debe su nombre a la plata, es sólo una maldad más de los dioses, que juegan nuestro destino en una monstruosa timba celeste, en la que me imagino participando a más de un amigo, de los que se nos fueron. Los dejo con Antoine. Léanlo en paz.

“Me acordé de ese profeta de mirada dura que, para colmo, era bizco. Me vino a ver, y la cólera lo poseía. Una cólera sombría.
- Conviene –me dijo- exterminarlos.
Y yo comprendí que tenía el gusto de la perfección. Pués sólo es perfecta la muerte.
- Pecan –dijo.
Yo callaba. Veía claramente bajo mis ojos su alma tallada como una espada. Pero pensaba:
Existe por el mal. No existe más que para el mal. ¿Qué sería de él, pues, sin el mal?
- ¿Qué deseas –le pregunte- para ser venturoso?
- El triunfo del bien.
Y comprendí que mentía. Pues llamaba ventura al desuso y la herrumbre de su espada.
Y se me presentaba poco a poco esta verdad deslumbrante: que quien ama el bien es indulgente con el mal. Que quien ama la fuerza es indulgente con la debilidad. Pues si las palabras se sacan la lengua, el bien y el mal, sin embargo, se mezclan, y los malos escultores son abono para los buenos escultores; y la tiranía forja contra ellas las almas altivas, y el hambre provoca la repartición del pan, el cual es más dulce que el pan. Y los que urdían conspiraciones contra mí, prendidos por mis gendarmes, privados de luz en sus celdas, parientes de una muerte próxima, sacrificados a otros que no son ellos mismos, por aceptar el riesgo, la miseria y la injusticia por amor a la libertad y a la justicia, me han parecido siempre de una belleza deslumbrante, que ardía como un incendio en el lugar del suplicio; razón por la cual les he frustrado su muerte. ¿Qué es un diamante si no existe la ganga dura para excavar, y que lo oculta? ¿Qué es una espada, si no existe el enemigo? ¿Qué es un retorno si no existe la ausencia? ¿Qué es la fidelidad, si no existe la tentación? El triunfo del bien es el triunfo del rebaño prudente sobre su pesebre. Y no cuento con los sedentarios y los repletos.
- Lucha contra el mal –le dije-, y toda lucha es una danza. Y obtienes tu placer del placer de la danza, luego del mal. Yo preferiría que danzaras por amor.
Pues si te fundo un imperio donde nos exaltemos por causa de los poemas, vendrá la hora de los lógicos que razonarán sobre esto y te descubrirán en los contrarios a los poemas los peligros que amenazan a los poemas; como si existiera el contrario de alguna cosa en el mundo. Y te nacerán entonces los policías, que confundiendo al amor del poema con el odio al contrario del poema, se ocuparán, no ya de amar, sino de odiar. Como si se equivaliera el amor del cedro con la destrucción del olivo. Y enviarán a la cárcel ya sea al músico, ya al escultor, ya al astrónomo, según el azar de razonamientos que serán estúpido viento de palabras y débil temblor de aire. Y mi imperio perecerá entonces, porque vivificar al cedro no es destruir al olivo ni rechazar el aroma de las rosas. Planta en el corazón de un pueblo el amor por el velero y te drenará todos los fervores de su territorio para cambiarlos en velas. Mas tu quieres, en persona, presidir los nacimientos de las velas persiguiendo, y denunciando y exterminando a los heréticos. Pero ocurre que todo lo que no es velero puede ser denominado contrario del velero; porque la lógica puede ser llevada adonde tu quieras. Y de depuración en depuración exterminarás a tu pueblo; pues ocurre que cada uno ama también otra cosa. Aún más, exterminarás al velero; porque el cántico del velero se había transformado para el que hace los clavos en el canto de la herrería. Lo meterás en prisión. Y no habrá más clavos para el navío.
También aquel cree favorecer a los grandes escultores exterminando a los malos escultores, a los que en su estúpido viento de palabras llama contrarios a los primeros. Y yo te digo que tú prohibirás a tu hijo un oficio que ofrece tan pocas oportunidades de vivir.
- Si te entiendo bien –se enfureció el profeta bizco- ¡yo debería tolerar el vicio!
- No. No has entendido nada –le respondí.”

Un abrazo de hermano.

EL EMPECINADO

Monday, April 16, 2007

¿DEBATE IDEOLÓGICO O RESULTADOS?

Sin agregar demasiado, les mando la opinión del amigo ESPOZ Y MINA, que ya está medio bufando de bronca, desde su resistente espíritu chaqueño, selvático y nómade:

“Amigo Empecinado:
El gran drama de la política argentina es, como usted sabe, la postergación permanente de la solución de los problemas reales. Cuando éstos se hacen presentes, porque fue absolutamente imposible esconderlos debajo de la alfombra -que es el primer gran intento, dotado de no pocas artimañas-, se produce un fenómeno de enorme interés para el análisis político pero de devastadores efectos prácticos en el pueblo: el debate político se embebe de una falta de realismo que confunde al más pintado de los aristotélicos.
Cuando el problema es realmente serio o su solución importa pagar algún costo, la dirigencia política sumerge a la sociedad en la esquizofrenia y la empapa de romanticismo ideológico, sometiéndola a debates de tanta mayor complejidad cuanto más corto es el camino para solucionar el problema. Por lo general, como subproducto adicional a ese debate que se hunde en las raíces mismas de las concepciones filosóficas, viene además la descalificación de quienes quieren solucionar el problema, adosándoles un papel mefistofélico en la escena que se monta en torno a la discusión de ideologías.
La metodología es siempre la misma. Se trata de un veneno cuyo único antídoto es la realidad. Es imperioso no caer en el juego del debate abstracto cuando se trata de solucionar problemas concretos o de advertir las razones prácticas por las cuales los mismos se generaron.
La única salida a la trampa es tomar conciencia de que nada sale bien cuando se hace todo mal: cuando los efectos son negativos es porque se originaron en una causa equivocada. Frente al galimatías ideológico de la discusión eterna y circular, es preciso enfrentar a los responsables con las consecuencias de sus actos. Y los responsables son actuales, viven, gobiernan, toman medidas y se presentan en elecciones.
Como ejemplo vale mencionar, por supuesto, el tema de la política agropecuaria. Usted sabe que yo tengo con eso una manía, desde que tuve que abandonar mi viejo metejón, allá en las calurosas tierras chaqueñas. Pero es que este tema es uno de los más notables en la aplicación de esta treta a la que me refiero.
Hace tres años que este gobierno toma medidas claramente desalentadoras para la producción ganadera, en función de una justificación -también ideologizada y llena de prejuicios- según la cual los precios internos aumentarían por la tracción de los precios internacionales sobre los bienes salarios. Esto, que fue presentado como una maldad de los productores ganaderos (¡yo pensaba en mi amigos del Chaco, yugando de sol a sol!), produjo una reacción gubernamental que se tradujo en identificar a los productores ganaderos como los malos de la película que ellos quieren mostrar, al revés de lo que pasa con los grandes industriales, las empresas constructoras, los contratistas del Estado y otras maravillas del tipo, que también se benefician con el tipo de cambio alto, pero tienen dos virtudes, o tal vez tres: son poquitos, concentrados y blandos de boca; se llaman rigurosamente al silencio, como toda buena profesional y, por último, comparten caja, como marca el buen código de convivencia política.
El enfrentamiento con este nuevo enemigo indócil, generó represalias. ¡Un gobierno, tomando represalias contra sus gobernados! Fue así que se limitó la faena para la hacienda liviana, se crearon los Registros de Exportaciones (ROE), se cerraron las mismas, se intervino el Mercado de Liniers, se pusieron precios sugeridos, se manejaron arbitrariamente los ROE y otras tantas medidas que iban y venían al calor de los enojos, tires y aflojes. Entre otras, la expulsión de la diputada María del Carmen Alarcón -hace ya casi un año- de la Comisión de Agricultura que presidía, porque osó plantear que esas medidas iban a tener resultados negativos para los productores y para los objetivos que el mismo gobierno decía que buscaba.
En ese marco, se generó un debate ideológico de vieja data (¡cada vez más vieja!), que el gobierno iba dosificando a través del desempolve de viejas fórmulas y eslóganes, no para dar una respuesta, sino para complicar la pregunta.
Pero, ¿cuáles fueron los resultados efectivos de las medidas que tomó el gobierno, capitalizando la parte buena del discurso?. Creo que es razonable, a esta altura, pensar que los efectos son atribuibles a las medidas de este gobierno, salvo que todavía sigan sosteniendo que es una consecuencia sobre girada de los gobiernos de hace 60, 40 ó 20 años. No sé. Lo cierto es que:
a) Aumenta el cultivo de soja y los grandes pooles de siembra, en perjuicio de tierras ganaderas explotadas por pequeños y medianos productores, que trabajan ellos y sus familias, en medio de las dificultades climáticas y económicas. ¿Por qué? ¿Porque son malos al convertirse en sojeros, vender sus campos o arrendarlos a precios convenientes o porque no les dimos respiro para seguir siendo ganaderos y mantener sus familias dignamente?
b) Disminuye, obviamente, el stock ganadero, a pesar de que ahora salen a decir que “hay que” generar “políticas activas” para aumentar el stock. ¡Cómo si no fueran gobierno hace 4 años, amigo Empecinado! ¿Pero por qué baja el stock? ¿Porque son malos los ganaderos que matan sus vacas para paliar el ahogo? ¿Porque se pasan a otros cultivos que les permiten ganar más rentabilidad?. ¿Está mal que los productores de Entre Ríos, Chaco, Santiago del Estero, Corrientes, Catamarca, Formosa, Norte de Córdoba, Norte de Santa Fe, Sur de Buenos Aires o La Rioja, para poner algunas zonas ganaderas, quieran mayor rentabilidad, para vivir mejor, mandar a sus chicos al colegio, mejorar sus condiciones de vivienda o, sencillamente, tener esparcimiento digno? ¿O eso está sólo reservado a los sojeros amigos del gobierno, que van de la mano de Ebe de Bonaffini a los actos antiimperialistas y, desde la primera fila, cierran negocios millonarios con Chávez?
En el discurso, más de una vez he escuchado a diputados ultra oficialistas, como el presidente de la bancada o un joven maravilla del norte argentino, hablar de la necesidad de “controlar” los pooles de soja, que avanzan criminalmente generando el calentamiento global y no sé que otras cosas horribles. Pero cuando diseñan la política, la torta es para esos que dicen combatir. ¿Lo hacen por ignorantes amigo Empecinado?
c) Consecuencia de la disminución de la oferta ganadera, es precisamente, el aumento del precio de la carne, volviendo el círculo al punto cero. Desde el primer momento en que se encaró el tema del precio de la carne como un enfrentamiento con el productor, se alertó sobre lo contraproducente de las medidas para obtener el objetivo buscado, además de generar una transferencia de ingresos de los productores hacia los intermediarios (léase: matarifes, frigoríficos y los amigos supermercadistas, de diaria y humillante conversación con la Secretaría de Comercio Interior).
d) Se generó un mercado negro por fuera de los precios sugeridos, con el consecuente impacto impositivo para el Fisco y de calidad para el consumidor. Ahora la carne barata ya no tiene más carne y, encima, no es barata.
En fin, entiendo que parte de nuestra resistencia es salir de las trampas ideológicas y ver, en los hechos, cuáles son las consecuencias de algunas medidas, identificando claramente a sus responsables, sin caer en el engaño del tero, que pega el grito en un lado para esconder donde pone los huevos.
Un abrazo y saludos a los resistentes de su lado.
Francisco ESPOZ Y MINA”

Por mi está bien. Un abrazo a todos.

EL EMPECINADO

Monday, April 02, 2007

MALVINAS: ÚLTIMA ESPERANZA DE UNIDAD

Mantener en el recuerdo del pueblo argentino a la gesta de Malvinas, siempre me ha perecido una lucha que tiene mucho que ver con la resistencia, a la que he aludido en otros escritos como único camino de recuperación del núcleo duro de nuestra nacionalidad.
Las Islas Malvinas son, como dijo el poeta, la hermana perdida que nos mantiene vivos a fuerza de querer ir a su encuentro. Son el fuego que enciende la voluntad nacional. Son la Nación misma, que ha sabido instalarse en el corazón de los argentinos, y recordarnos que siempre habrá algo que nos mantenga unidos, a pesar de la imperdonable actitud de quienes, conociendo ese prodigio, siembran la semilla de la desunión, utilizando para ello sus más feroces armas, entre las cuales resalta la más antigua de ellas: la traición.
La búsqueda de la unidad nacional siempre ha tropezado con duros obstáculos, los cuales a pesar de su pernicioso y logrado efecto, se presentan frente a la grandiosidad de los héroes de Malvinas, de cada uno de ellos, como meros accidentes ocasionales, como peleas callejeras o como burdas maniobras de mediocres traidores. La sustancia esencial de la causa Malvinas permanece inmóvil en el corazón del pueblo y de pie frente al activo movimiento de los pusilánimes que la ignoran, la tratan con indiferencia o abiertamente la bastardean.
Aquellos que de alguna manera u otra esmerilan la causa de Malvinas, expresan lo que ellos quieren que sea su Argentina. Una Argentina inventada al calor de ideologías importadas, sumida en luchas que no son nuestras y dividida por siempre, para quedar a merced de los ocultos e inconfesables patrones de quienes esto persiguen. Estoy hablando, sin vueltas, de la izquierda timorata, pseudo intelectual, soberbia y victimizada, que cuanto menos participó en la lucha, más se vanagloria de heridas que nunca les fueron impartidas, simplemente por no haber querido ni sabido estar en el campo de batalla. Estoy hablando, también, de esa derecha grotesca, inculta, vergonzante y descomprometida, dispuesta a dar cualquier cosa, lo que sea, para sacarse de encima el lastre para ellos ominoso de lo poquito de gloria que quedaba de sus banderas y poder ser, al menos por un día, reconocidos representantes de una progresía moderna y políticamente correcta.
Todos representantes de una clase política en retirada; una verdadera oligarquía cuya única misión es permanecer en el control de esa maraña de complicidades que impide florecer el esfuerzo del pueblo trabajador. Unos cobran por izquierda y otros por derecha, pero ninguno atina ni tan siquiera a conmover las bases de ese sistema corrupto. Pero aún siendo corrupto, ni siquiera es la corrupción lo peor de su expresión. La corrupción es simplemente una herramienta. No se trata de objetar su falta de integridad moral, que es absoluta, sino de alertar sobre algo que es aún más nocivo: su militante falta de patriotismo, su desprecio a la construcción del proyecto en común, su voluntario favor a quienes apuestan a la desunión y consolidan las condiciones de vida miserables del pueblo para poder así dominarlo, su permanente ostigamiento a todo aquello que permita al pueblo, desde lo cultural, desde lo espiritual o desde lo económico, ser libre y digno y portar el imperdonable virus de soñar con una patria grande.
Frente a ello, en cambio, están erguidas las Islas Malvinas y los bravos soldados que en ella dieron su sangre, empeñándose en mostrar, desde la humilde geografía de la Gran Malvina y la Soledad (la unidad en la diversidad), lo que la Patria es en su esencia, su corazón latiente, el alma que insufla la vida en el cuerpo ya casi inerte de una Argentina de brazos caídos, que toma con demasiada facilidad las banderas de la desintegración y de la lucha entre hermanos y se resiste, enmarañada de excusas abstractas y mediocres, a asumir protagónicamente un destino de grandeza. Claro, porque la grandeza tiene sus costos.
Las Malvinas son la esperanza, amigos resistentes, pero a medida que pasa el tiempo la salida es más difícil. Porque vendrá de la reacción de un pueblo que hoy se limita a resistir en su corazón y algún día resistirá en las calles. La misión del dirigente será dotar a esa inevitable reacción de un cauce político, que sólo podrá lograrse si se alimenta una doctrina común, se fortifican las organizaciones y se genera un compromiso basado en la solidaridad, más que en el odio.
Me despido amigos con un cálido agradecimiento a los soldados de Malvinas, que supe que hoy también tuvieron que vivir horas dolorosas, en las que otra vez triunfó el enfrentamiento y tuvo un imperdonable protagonismo la ausencia superficial del general en jefe de los ejércitos de ocupación, en el acto de homenaje oficial conmemorativo del 2 de abril de 1982.
Un abrazo resistente.

EL EMPECINADO

Friday, March 30, 2007

¿CHANTAS O COBARDES?

Cuando se debatió en el Congreso de la Nación la reforma al Consejo de la Magistratura, desde los distintos sectores de la oposición se hicieron críticas duras; muchos discursos y algunas fotos. Se criticó, en abstracto, a una reforma que le devolvería al poder político una mayor ingerencia en la designación y remoción de los jueces. Primera premisa.
Sin embargo, antes de la existencia del referido Consejo, introducido en la reforma constitucional de 1994, luego de un acuerdo entre el entonces Presidente Carlos Menem y el ex presidente Raúl Alfonsín, era exclusivamente el poder político el encargado de la designación y remoción por juicio político de los jueces de la Nación.
Uno se pregunta, frente al debate que generó la reforma del Consejo de la Magistratura en 2006, varias cosas.
La primera pregunta se refería a los distintos grados de independencia del Poder Judicial, antes y después de la existencia del Consejo de la Magistratura; es decir, con absoluta ingerencia del poder político (Poder Ejecutivo con acuerdo del Senado de la Nación) o con mayor contrapeso por parte de las corporaciones judicial y de abogados. Independientemente de la pésima performance del Consejo de esos tiempos, que trabajó poco y mal, cobrando mucho y bien, la respuesta es que la independencia no fue precisamente un punto fuerte durante el período 1994-2006. Es más, pareciera que a la dependencia del poder político se sumó la dependencia de los jueces a las otras dos corporaciones, siendo la más grave la relacionada con los abogados, quienes elegían a sus representantes a través del aparato aceitado del Colegio Público, apoyado por el poder político de turno y con el voto de los grandes estudios jurídicos, por lo general representantes de grandes empresas con mucho poder económico. Siniestro. Gracias Raúl. Gracias Saúl.
Es segundo interrogante entonces, es saber si devolverle la decisión al poder político, votado por la gente aunque con voluntad bastante viciada, puede retrotraer la cuestión, al menos a la no perfecta situación anterior a 1994. Y la verdad, amigos resistentes, es que la respuesta es no. Pero la razón, a mi juicio, no es por devolverle mayor intromisión al poder político. La causa es otra. Antes del 1994, mal o bien, el sistema preveía otro equilibrio que hoy ya no existe: el equilibrio entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. No era fácil para un Presidente obtener el acuerdo del Senado para la designación o remoción de jueces. Aún con muchos vicios, es cierto, los Senadores traían al acuerdo la vocación de fortalecer la situación de las Provincia a las cuales representaban y no el miserable papel de los legisladores actuales, que sólo representan al ñato que los pone con el dedo en la lista para renovar su devaluada representatividad. Este es el núcleo del problema existente entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial. La república, en su aspecto relacionado con la división de poderes, es un juego de equilibrio y contrapeso entre tres. Actualmente el Poder Legislativo, por la obsecuencia de quienes defienden al oficialismo y por la falta de convicción de quienes se le oponen, está regalado a la voluntad del Presidente de la Nación.
En cualquier circunstancia, sea cual fuere el sistema elegido, hay que partir de esa realidad descripta. Estamos frente a un poder quebrado, que es el Legislativo.
Ello sin perjuicio de que ha dejado mucho que desear la actuación del mismo Poder Judicial, que se la pasan consultando cómo deben fallar para que el Presidente no se enoje y que dejaron avanzar tanto a los otros poderes que ahora ya no los pueden frenar. Sí, frenar. El Presidente Kirchner se ofende cuando algunos jueces –muy pocos- le paran, a veces, un poco el carro. Dice, impunemente, que el otro Poder, parte de la República igual que él, es una corporación. ¿Nos damos cuenta de la barbaridad? ¿O no podría decir el Poder Judicial que el Poder Ejecutivo, de la mano de una infinidad de negocios privados controlados -si no adueñados-, o el Poder Legislativo, cerrado hacia adentro hace 30 años, no son una verdadera corporación?. Pero no es el caso. La idea, precisamente, es que un poder contrapese (frene) el avance de alguno de los otros dos.
En fin, lo cierto es que hoy estamos no ya ante una caso abstracto, de discusión de gabinete, si no frente a una conducta concreta que explicita, saca a la luz del día las intenciones que se tuvieron antes y después de la reforma del Consejo, antes y después de la reforma Constitucional de 1994. Esto es, la eterna vocación del Ejecutivo Nacional a controlar a los jueces. Hablo, por supuesto, de la intromisión del Presidente en el caso de la Cámara de Casación, discurso público mediante, seguido de la obra máxima del terror que fueron las declaraciones obsecuentes y sobre actuadas de algunos consejeros y ministros de bigote profuso.
Antes de avanzar, quiero repetir un concepto. Independientemente del sistema elegido, haya o no haya Consejo de la Magistratura, sea cual fuera su composición, la independencia de los jueces no depende de ello, sino de los jueces por un lado y, por el otro, del grado de sumisión del Poder Legislativo al Poder Ejecutivo.
Avanzo entonces. Si esto es así, ¿cómo es posible que la oposición haga tanto escándalo cuando se reforma el Consejo, situación que es indiferente respecto de la independencia judicial, y se CALLE CRIMINALMENTE la boca ante un caso concreto y palmario de intromisión del Poder Ejecutivo por sobre el Poder Judicial? ¿Es que acaso sólo les importan las formas y cuando la realidad se muestra no dicen NADA? ¿Dónde está el candidato a Presidente Lavagna hablando de esta barbaridad anti-republicana? ¿O es que él hubiera echo lo mismo? Bueno, pensándolo bien, el hombre está digitado nada menos que por el inefable Alfonsín, ya nombrado en este humilde repertorio de ideas livianas.
Aún suponiendo que la oposición hubiera tenido razón en su debate por el Consejo de la Magistratura, ¿cómo no cobran ahora lo que facturaron hace meses? ¿En qué cama están durmiendo, por Dios?.

Compañeros de lucha empecinada, sepan que la única reacción va a venir de nosotros, con unidad, con solidaridad y con organización, como decía un tal Juan Domingo Perón. De estos tarambanas no esperemos mucho.

Un abrazo resistente.

EL EMPECINADO

Thursday, March 22, 2007

SEMILLAS DE DIGNIDAD

Desde el exilio de nuestro resistente desierto, adonde nos dirigimos voluntariamente como lo hacían los viejos nómades beduinos de la península arábiga, empiezan a percibirse algunas flores. Son pequeñas y celestes. Son humildes y perfumadas. Son señales de poesía en medio de un profundo letargo lleno de amarguras. Demuestran, eso sí, una fortaleza envidiable para sobrevivir en la maleza decadente de abundantes ramas secas, ensoberbecidas por su ampuloso tamaño, y desconocedoras de sus carencias vitales. Tal vez esas flores que se ven sean Nomeolvides. ¿Se acuerdan?
Hubo Nomeolvides en el Congreso de la Nación, cuando la cabellera negruzca de una diputada peronista de Santa Fe, defensora del campo argentino, se mostraba en la soledad más absoluta, resistiendo la avalancha de presiones de un oficialismo cuya obsecuencia es directamente proporcional a las bravuconadas que pronuncian para disimular su sin razón y su debilidad.
Hubo Nomeolvides en Misiones, cuando un pastor de la Iglesia Católica se puso al frente de una diversa gama de sectores políticos y sociales, para frenar la inconcebible pretensión del gobernador Rovira, apoyado por el general en jefe del ejército de ocupación y varios de sus coroneles, para modificar la Constitución de esa Provincia y posibilitar así la reelección indefinida, sobre la base de ofrecer dádivas que burlaron la dignidad de un pueblo entero, poniendo en riesgo su propia libertad.
Hubo Nomeolvides en los pueblos del interior de este país, cada vez que sintieron que se ponía en juego su estilo de vida y su cultura y salieron a la calle a resistir.
Hubo Nomeolvides en todos aquellos que resistieron los diversos embates de la progresía paqueta aporteñada (no necesariamente porteña, para ser justo con mi hermosa ciudad trinitaria), en aquellos casos en que se pretendió avanzar -a veces con buen resultado- en medidas que permiten el aborto, la ligadura de trompas y todo tipo de ataques contra la vida de los niños argentinos por nacer.
Hubo finalmente Nomeolvides, en todos los actos resistentes de nuestro pueblo, que lucha denodadamente por conservar su identidad, su relación con esta tierra bendita, su amigable sentimiento de hermandad con nuestros países vecinos, su buena tendencia hacia la unidad e integración, por sobre todos los sentimientos de odio, división y recuerdos de muerte que se propalan desde los atriles oficiales.
Nomeolvides, nomeolvides, grita un pueblo entero que sabe de la dignidad personal, de la unidad familiar y de la trascendencia religiosa. Un pueblo que tiene esperanza y por eso espera. Espera el momento justo, siempre preciso y justo, para hacer tronar un escarmiento que sabe llegar con la virulencia merecida; ni más ni menos.
Es y será nuestra misión seguir sembrando semillas de dignidad, para que sigan aflorando nomeolvides en el desierto y poder así ponernos en el camino y volver del exilio. Salgamos de la modorra y pongámonos en el camino. Unamos nuestros destinos y dejemos de estar ausentes. No es posible que pretendamos ser una Patria grande, sin participar en la construcción de esa grandeza y sin asumir sus sinsabores. No podemos no ser protagonistas de un mundo que tiende a profundizar sus injusticias, sólo por la desidia de quienes se limitan a disfrutar de la bonanza.
Hace pocos días recibimos un mensaje de un lector, partidario del régimen, que pretendía no muy amablemente que abandonemos nuestro molesto mensaje para permitirle al pueblo que “siga disfrutando de los beneficios de la política de K”. Por supuesto amigos, sigan disfrutando, pero sepan que tendrán luego una porción menor de la grandeza que hayan logrado los que construyan desde la dignidad, con el pueblo y para el pueblo. Los que están dispuestos a conducir y ser conducidos en el marco de una democracia social auténtica, integrada con un pueblo libre y organizado y conducida por una dirigencia que no opte por el fácil camino de la dictadura electoralista y el seguidismo de la caja.

Un abrazo resistente.

EL EMPECINADO