La Calle: Nuestro Espacio
"Dicen que los chapetones
ya nos cuentan 'redotaos'.
Es que no han 'caido' en que somos
pocos, pero bien 'montaos'
Osiris Rodríguez Castillo
Poeta Argentino del lado Oriental
El comandante de los ejércitos de ocupación en la Argentina, y muchos de sus fieles coroneles, siempre dispuestos a traicionar por “mejores causas”, nos quieren convencer de que no podemos doblegarlos, porque somos pocos. No dejemos que ablande nuestro espíritu esa metodología artera y disolvente, que intenta dividirnos entre nosotros y nos quiere hacer creer que la cultura de nuestro maravilloso pueblo empezó a desarrollarse el día en que nombraron al señor F. como Ministro de Educación.
Nosotros no somos aquellos que pueden dividirse a través de la historia, nuestra historia, que reconocemos como propia, llena de hazañas probadas y profusa en gestos de dignidad. Nosotros, señor comandante ocupador, somos los que estamos unidos por el destino: un destino de Patria Grande y de hombres dignos.
Es absolutamente necesario convencernos de ello. Nuestra labor resistente y empecinada no es otra cosa que la construcción de una corriente de opinión que se sustente en los principios de una Argentina productiva, integrada territorial y socialmente, que genere inclusión social a través del trabajo que seamos capaces de generar mediante el desarrollo potenciado de las cadenas productivas; una Argentina exportadora de alimentos; una Argentina integrada también al mundo con una visión estratégica que se sustente sobre nuestras ventajas comparativas y competitivas; una Argentina que se plantee solucionar realmente las asimetrías regionales en materia social, de salud, de educación y de vivienda.
Esa construcción no debe renunciar a ser auténtica, representativa, respetuosa de la propia idiosincrasia y, sobretodo, debe convencerse de su condición de popular. Debemos estar dispuestos a discutir nuestra visión sin ideologías preconcebidas, con todos los sectores sociales: urbanos y rurales; empresarios y trabajadores; universitarios y académicos; agricultores, industriales o comerciantes prestadores de servicios. Esta visión debe consolidarse en verdaderos cabildos abiertos en cada rincón de la Patria, en donde se revaloricen los ámbitos de discusión populares, de los cuales surja, de abajo hacia arriba, del interior hacia las grandes ciudades, un verdadero proyecto de Nación compartido e integrador.
Esto se concreta en cada uno de nuestros pueblos, de la mano de la opinión de cada vecino nuestro que encuentre alguna forma de participar y que integre de cualquier manera esta corriente de opinión. Una corriente de opinión que tiene que confrontar, eligiendo al verdadero enemigo, con los que siguen sosteniendo que la Argentina no está llamada a ser grande, sino cada vez más pequeña, cada vez menos integrada, con una población menos educada y más concentrada en centros urbanos que ya no resisten, que ya no brindan más servicios de ninguna especie y que sólo albergan personas, hacinadas en barrios de emergencia, ocupando terrenos ilegalmente, construyendo viviendas sin acceder a un título que los haga propietarios y eliminando toda posibilidad de ser artífices de su propio destino, cada vez más alejados de la dignidad humana más elemental.
Este es el trabajo que tenemos que hacer, concientes de que nuestro propio valor es el que puede aportar realmente a una Argentina distinta, con hombres y mujeres que construyan, día a día, desde la dignidad personal y con responsabilidad social.
Los saluda alegre, un hermano en la lucha.
EL EMPECINADO
"Dicen que los chapetones
ya nos cuentan 'redotaos'.
Es que no han 'caido' en que somos
pocos, pero bien 'montaos'
Osiris Rodríguez Castillo
Poeta Argentino del lado Oriental
El comandante de los ejércitos de ocupación en la Argentina, y muchos de sus fieles coroneles, siempre dispuestos a traicionar por “mejores causas”, nos quieren convencer de que no podemos doblegarlos, porque somos pocos. No dejemos que ablande nuestro espíritu esa metodología artera y disolvente, que intenta dividirnos entre nosotros y nos quiere hacer creer que la cultura de nuestro maravilloso pueblo empezó a desarrollarse el día en que nombraron al señor F. como Ministro de Educación.
Nosotros no somos aquellos que pueden dividirse a través de la historia, nuestra historia, que reconocemos como propia, llena de hazañas probadas y profusa en gestos de dignidad. Nosotros, señor comandante ocupador, somos los que estamos unidos por el destino: un destino de Patria Grande y de hombres dignos.
Es absolutamente necesario convencernos de ello. Nuestra labor resistente y empecinada no es otra cosa que la construcción de una corriente de opinión que se sustente en los principios de una Argentina productiva, integrada territorial y socialmente, que genere inclusión social a través del trabajo que seamos capaces de generar mediante el desarrollo potenciado de las cadenas productivas; una Argentina exportadora de alimentos; una Argentina integrada también al mundo con una visión estratégica que se sustente sobre nuestras ventajas comparativas y competitivas; una Argentina que se plantee solucionar realmente las asimetrías regionales en materia social, de salud, de educación y de vivienda.
Esa construcción no debe renunciar a ser auténtica, representativa, respetuosa de la propia idiosincrasia y, sobretodo, debe convencerse de su condición de popular. Debemos estar dispuestos a discutir nuestra visión sin ideologías preconcebidas, con todos los sectores sociales: urbanos y rurales; empresarios y trabajadores; universitarios y académicos; agricultores, industriales o comerciantes prestadores de servicios. Esta visión debe consolidarse en verdaderos cabildos abiertos en cada rincón de la Patria, en donde se revaloricen los ámbitos de discusión populares, de los cuales surja, de abajo hacia arriba, del interior hacia las grandes ciudades, un verdadero proyecto de Nación compartido e integrador.
Esto se concreta en cada uno de nuestros pueblos, de la mano de la opinión de cada vecino nuestro que encuentre alguna forma de participar y que integre de cualquier manera esta corriente de opinión. Una corriente de opinión que tiene que confrontar, eligiendo al verdadero enemigo, con los que siguen sosteniendo que la Argentina no está llamada a ser grande, sino cada vez más pequeña, cada vez menos integrada, con una población menos educada y más concentrada en centros urbanos que ya no resisten, que ya no brindan más servicios de ninguna especie y que sólo albergan personas, hacinadas en barrios de emergencia, ocupando terrenos ilegalmente, construyendo viviendas sin acceder a un título que los haga propietarios y eliminando toda posibilidad de ser artífices de su propio destino, cada vez más alejados de la dignidad humana más elemental.
Este es el trabajo que tenemos que hacer, concientes de que nuestro propio valor es el que puede aportar realmente a una Argentina distinta, con hombres y mujeres que construyan, día a día, desde la dignidad personal y con responsabilidad social.
Los saluda alegre, un hermano en la lucha.
EL EMPECINADO
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