Friday, March 30, 2007

¿CHANTAS O COBARDES?

Cuando se debatió en el Congreso de la Nación la reforma al Consejo de la Magistratura, desde los distintos sectores de la oposición se hicieron críticas duras; muchos discursos y algunas fotos. Se criticó, en abstracto, a una reforma que le devolvería al poder político una mayor ingerencia en la designación y remoción de los jueces. Primera premisa.
Sin embargo, antes de la existencia del referido Consejo, introducido en la reforma constitucional de 1994, luego de un acuerdo entre el entonces Presidente Carlos Menem y el ex presidente Raúl Alfonsín, era exclusivamente el poder político el encargado de la designación y remoción por juicio político de los jueces de la Nación.
Uno se pregunta, frente al debate que generó la reforma del Consejo de la Magistratura en 2006, varias cosas.
La primera pregunta se refería a los distintos grados de independencia del Poder Judicial, antes y después de la existencia del Consejo de la Magistratura; es decir, con absoluta ingerencia del poder político (Poder Ejecutivo con acuerdo del Senado de la Nación) o con mayor contrapeso por parte de las corporaciones judicial y de abogados. Independientemente de la pésima performance del Consejo de esos tiempos, que trabajó poco y mal, cobrando mucho y bien, la respuesta es que la independencia no fue precisamente un punto fuerte durante el período 1994-2006. Es más, pareciera que a la dependencia del poder político se sumó la dependencia de los jueces a las otras dos corporaciones, siendo la más grave la relacionada con los abogados, quienes elegían a sus representantes a través del aparato aceitado del Colegio Público, apoyado por el poder político de turno y con el voto de los grandes estudios jurídicos, por lo general representantes de grandes empresas con mucho poder económico. Siniestro. Gracias Raúl. Gracias Saúl.
Es segundo interrogante entonces, es saber si devolverle la decisión al poder político, votado por la gente aunque con voluntad bastante viciada, puede retrotraer la cuestión, al menos a la no perfecta situación anterior a 1994. Y la verdad, amigos resistentes, es que la respuesta es no. Pero la razón, a mi juicio, no es por devolverle mayor intromisión al poder político. La causa es otra. Antes del 1994, mal o bien, el sistema preveía otro equilibrio que hoy ya no existe: el equilibrio entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. No era fácil para un Presidente obtener el acuerdo del Senado para la designación o remoción de jueces. Aún con muchos vicios, es cierto, los Senadores traían al acuerdo la vocación de fortalecer la situación de las Provincia a las cuales representaban y no el miserable papel de los legisladores actuales, que sólo representan al ñato que los pone con el dedo en la lista para renovar su devaluada representatividad. Este es el núcleo del problema existente entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial. La república, en su aspecto relacionado con la división de poderes, es un juego de equilibrio y contrapeso entre tres. Actualmente el Poder Legislativo, por la obsecuencia de quienes defienden al oficialismo y por la falta de convicción de quienes se le oponen, está regalado a la voluntad del Presidente de la Nación.
En cualquier circunstancia, sea cual fuere el sistema elegido, hay que partir de esa realidad descripta. Estamos frente a un poder quebrado, que es el Legislativo.
Ello sin perjuicio de que ha dejado mucho que desear la actuación del mismo Poder Judicial, que se la pasan consultando cómo deben fallar para que el Presidente no se enoje y que dejaron avanzar tanto a los otros poderes que ahora ya no los pueden frenar. Sí, frenar. El Presidente Kirchner se ofende cuando algunos jueces –muy pocos- le paran, a veces, un poco el carro. Dice, impunemente, que el otro Poder, parte de la República igual que él, es una corporación. ¿Nos damos cuenta de la barbaridad? ¿O no podría decir el Poder Judicial que el Poder Ejecutivo, de la mano de una infinidad de negocios privados controlados -si no adueñados-, o el Poder Legislativo, cerrado hacia adentro hace 30 años, no son una verdadera corporación?. Pero no es el caso. La idea, precisamente, es que un poder contrapese (frene) el avance de alguno de los otros dos.
En fin, lo cierto es que hoy estamos no ya ante una caso abstracto, de discusión de gabinete, si no frente a una conducta concreta que explicita, saca a la luz del día las intenciones que se tuvieron antes y después de la reforma del Consejo, antes y después de la reforma Constitucional de 1994. Esto es, la eterna vocación del Ejecutivo Nacional a controlar a los jueces. Hablo, por supuesto, de la intromisión del Presidente en el caso de la Cámara de Casación, discurso público mediante, seguido de la obra máxima del terror que fueron las declaraciones obsecuentes y sobre actuadas de algunos consejeros y ministros de bigote profuso.
Antes de avanzar, quiero repetir un concepto. Independientemente del sistema elegido, haya o no haya Consejo de la Magistratura, sea cual fuera su composición, la independencia de los jueces no depende de ello, sino de los jueces por un lado y, por el otro, del grado de sumisión del Poder Legislativo al Poder Ejecutivo.
Avanzo entonces. Si esto es así, ¿cómo es posible que la oposición haga tanto escándalo cuando se reforma el Consejo, situación que es indiferente respecto de la independencia judicial, y se CALLE CRIMINALMENTE la boca ante un caso concreto y palmario de intromisión del Poder Ejecutivo por sobre el Poder Judicial? ¿Es que acaso sólo les importan las formas y cuando la realidad se muestra no dicen NADA? ¿Dónde está el candidato a Presidente Lavagna hablando de esta barbaridad anti-republicana? ¿O es que él hubiera echo lo mismo? Bueno, pensándolo bien, el hombre está digitado nada menos que por el inefable Alfonsín, ya nombrado en este humilde repertorio de ideas livianas.
Aún suponiendo que la oposición hubiera tenido razón en su debate por el Consejo de la Magistratura, ¿cómo no cobran ahora lo que facturaron hace meses? ¿En qué cama están durmiendo, por Dios?.

Compañeros de lucha empecinada, sepan que la única reacción va a venir de nosotros, con unidad, con solidaridad y con organización, como decía un tal Juan Domingo Perón. De estos tarambanas no esperemos mucho.

Un abrazo resistente.

EL EMPECINADO

Thursday, March 22, 2007

SEMILLAS DE DIGNIDAD

Desde el exilio de nuestro resistente desierto, adonde nos dirigimos voluntariamente como lo hacían los viejos nómades beduinos de la península arábiga, empiezan a percibirse algunas flores. Son pequeñas y celestes. Son humildes y perfumadas. Son señales de poesía en medio de un profundo letargo lleno de amarguras. Demuestran, eso sí, una fortaleza envidiable para sobrevivir en la maleza decadente de abundantes ramas secas, ensoberbecidas por su ampuloso tamaño, y desconocedoras de sus carencias vitales. Tal vez esas flores que se ven sean Nomeolvides. ¿Se acuerdan?
Hubo Nomeolvides en el Congreso de la Nación, cuando la cabellera negruzca de una diputada peronista de Santa Fe, defensora del campo argentino, se mostraba en la soledad más absoluta, resistiendo la avalancha de presiones de un oficialismo cuya obsecuencia es directamente proporcional a las bravuconadas que pronuncian para disimular su sin razón y su debilidad.
Hubo Nomeolvides en Misiones, cuando un pastor de la Iglesia Católica se puso al frente de una diversa gama de sectores políticos y sociales, para frenar la inconcebible pretensión del gobernador Rovira, apoyado por el general en jefe del ejército de ocupación y varios de sus coroneles, para modificar la Constitución de esa Provincia y posibilitar así la reelección indefinida, sobre la base de ofrecer dádivas que burlaron la dignidad de un pueblo entero, poniendo en riesgo su propia libertad.
Hubo Nomeolvides en los pueblos del interior de este país, cada vez que sintieron que se ponía en juego su estilo de vida y su cultura y salieron a la calle a resistir.
Hubo Nomeolvides en todos aquellos que resistieron los diversos embates de la progresía paqueta aporteñada (no necesariamente porteña, para ser justo con mi hermosa ciudad trinitaria), en aquellos casos en que se pretendió avanzar -a veces con buen resultado- en medidas que permiten el aborto, la ligadura de trompas y todo tipo de ataques contra la vida de los niños argentinos por nacer.
Hubo finalmente Nomeolvides, en todos los actos resistentes de nuestro pueblo, que lucha denodadamente por conservar su identidad, su relación con esta tierra bendita, su amigable sentimiento de hermandad con nuestros países vecinos, su buena tendencia hacia la unidad e integración, por sobre todos los sentimientos de odio, división y recuerdos de muerte que se propalan desde los atriles oficiales.
Nomeolvides, nomeolvides, grita un pueblo entero que sabe de la dignidad personal, de la unidad familiar y de la trascendencia religiosa. Un pueblo que tiene esperanza y por eso espera. Espera el momento justo, siempre preciso y justo, para hacer tronar un escarmiento que sabe llegar con la virulencia merecida; ni más ni menos.
Es y será nuestra misión seguir sembrando semillas de dignidad, para que sigan aflorando nomeolvides en el desierto y poder así ponernos en el camino y volver del exilio. Salgamos de la modorra y pongámonos en el camino. Unamos nuestros destinos y dejemos de estar ausentes. No es posible que pretendamos ser una Patria grande, sin participar en la construcción de esa grandeza y sin asumir sus sinsabores. No podemos no ser protagonistas de un mundo que tiende a profundizar sus injusticias, sólo por la desidia de quienes se limitan a disfrutar de la bonanza.
Hace pocos días recibimos un mensaje de un lector, partidario del régimen, que pretendía no muy amablemente que abandonemos nuestro molesto mensaje para permitirle al pueblo que “siga disfrutando de los beneficios de la política de K”. Por supuesto amigos, sigan disfrutando, pero sepan que tendrán luego una porción menor de la grandeza que hayan logrado los que construyan desde la dignidad, con el pueblo y para el pueblo. Los que están dispuestos a conducir y ser conducidos en el marco de una democracia social auténtica, integrada con un pueblo libre y organizado y conducida por una dirigencia que no opte por el fácil camino de la dictadura electoralista y el seguidismo de la caja.

Un abrazo resistente.

EL EMPECINADO

Monday, March 12, 2007

UN CHAVISMO IMPERIALISTA


Amigo Empecinado:
Conociendo tu lucha resistente contra la hipocresía y mediocridad que campea en la clase dirigentes argentina -tierra de nuestros padres, tierra en donde se forjaron nuestras almas en la lucha, entre pampas, ríos y montañas-, es que te hago llegar unas reflexiones tangenciales a la interesante visita del Presidente Chávez.
Conocidas son las parodias antiimperialistas del referido personaje y no seremos nosotros, justamente nosotros, los que nos enfrentemos a este sujeto, precisamente por sus opiniones anti yanquis. Siempre nos encontraremos tu y yo, amigo Empecinado, en la vereda de quien fuera nuestro líder. En la vereda de una posición equidistante de cualquier tipo de imperialismo, que impida desarrollar en esta querida patria una política propia, con una visión que proyecte al futuro nuestra propia forma de ser. Y no, como pretenden algunos sectores del gobierno kirchnerista (¿tu le llamas el ejército de ocupación no es así?), volcar nuestro esfuerzo a trabajar por quienes expresan políticas foráneas y pretendan trasladar las disputas mundiales a las definiciones propias, de política interna.

Creo que es tiempo de pensar, más allá del absurdo folclore marketinero y burgués de los neo guevaristas bolivarianos (¡Pobre Bolívar!), cuáles son las consecuencias de poner nuestra proa hacia el mismo rumbo que apunta el caribeño general, de corta mirada, de mediocre visión y de sospechosos intereses en la guerra del petróleo, casi siempre con tufillo a arreglo con los mismos que dice combatir.
La verdad, amigo Empecinado, es que solo la borrasca inútil ("imberbes y estúpidos que gritan") y los idiotas marginales de la izquierda siempre funcional al imperialismo, pueden generar esa burda operación que tuvo lugar en el estadio de Ferro, hace unos días. Nadie que haya vivido y estudiado la histórica metodología de las diplomacias imperialistas, puede dejar de pensar que este patético generalucho está haciéndole el caldo gordo a quienes necesitan dividir la cohesión de los pueblos, para dominarlos con menores costos.
Y si no, viejo amigo de luchas pretéritas, ¿cómo se puede explicar la continuidad de la provisión de petróleo por parte de Venezuela a los Estados Unidos?. ¿Cómo se puede explicar que el zar de la soja argentina, el prototipo del modelo agropecuario kirchnerista, Gustavo Grobocopatel, de la mano de un gobierno que lo consigna como un ejemplar empresario, haga tamaños negocios con Venezuela, brindándoles su tecnología a cambio de nada para la Argentina, aunque con pingües ganancias personales?.
Queda claro que este señor Kirchner esconde, tras su discurso y tras las actitudes siempre patéticas y cobardes del comisario Guillermo Moreno (quien debería tratar urgente su obvio complejo de pito corto), una política de concentración económica que resultará devastadora para la familia rural argentina. Una política en donde sólo hacen negocios los que explotan las tierras de otros en base a leoninas condiciones, los que concentran la riqueza, los que no respetan el ritmo sereno de la tierra que produce, los que no tienen interés alguno por la vida rural, los que arreglan con los grandes grupos de acopiadores y exportadores, los Eduardo Epztein, el grupo Werthein y los Eduardo Eurnekian de este país; en definitiva, los amigos eternos del poder.
Y después vienen a decirnos, a nosotros, que ellos dan la pelea contra el poder, en defensa del pueblo. Los que para que no aumente la cuota de los colegios privados, arreglan el pago de una cuota más con tal de que no incida un aumento en el índice mensual. Los que se comen el apriete de las prepagas y les permiten aumentar su cuota y sus metodologías. No son tan machos como para aguantarse a los pesados de verdad y tampoco son capaces de ofrecer educación y salud pública gratuita, con los recursos que le extraen a los que producen y trabajan en la Argentina.
Esos defensores del pueblo son los que arrugan ante la primer presión y se hacen los machos con los débiles, con los que no tienen poder concentrado. Son los que insultan al chacarero laburante, tildándolo de oligárquico, y arreglan con la gran empresa y los pool de siembra que ejercen el monopolio de la soja y hacen de este bendito país, rico por su variedad, un monocultivo destructor de bosques y de cualquier ecosistema que se les presente como oportunidad. Esos son los que dan la guerra contra el productor ganadero del Chaco y, por otro lado, lo llevan de la mano a Grobocopatel a hacer negocios con Chávez.
Amigo Empecinado, creo que es tiempo de abrir los ojos frente a este señor Chávez y su amigo Kirchner, que nos distraen con sus discursos anti yanquis y nos dejan discutiendo entre nosotros, mientras ellos se llenan los bolsillos y fortifican la posición de los imperios, respecto a una visión nacional, que genere grandeza y felicidad para nuestro pueblo.
Un abrazo


Francisco ESPOZ Y MINA